Que nadie
borre vuestras sonrisas,
que nadie
trunque vuestros anhelos,
que nadie
cambie vuestra
perspectiva,...

que nadie
pretenda que seais como
ellos.


domingo, 27 de abril de 2008

EL DESTINO


Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por donde he venido,
me espanto de que un hombre tan perdido
a conocer su error haya llegado.
Cuando miro los años que he pasado,

la divina razón puesta en olvido,
conozco que piedad del cielo ha sido
no haberme en tanto mal precipitado.
Entré por laberinto tan extraño,

fiando al débil hilo de la vida
el tarde conocido desengaño;
mas de tu luz mi escuridad vencida,

el monstruo muerto de mi ciego engaño,
vuelve a la patria la razón perdida.

Rimas Sacras, Soneto I, Lope de Vega

viernes, 18 de abril de 2008

LA EDUCACIÓN Y LA LIBERTAD

La educación es un factor muy importante para conocer la libertad. Y es que solo a través del aprendizaje propio del individuo es como este llegara a su independencia ideológica, económica; bajo ciertas circunstancias; y podrá evitar a los "enemigos de la libertad", que no son otra cosa que aquellos factores que no hacen posible la libertad.
Una educación libre es aquella en la cual se permite la libre expresión de ideas, aunque sean incorrectas para el contexto sobre el que esta trabajando. En vez de regañar se orienta a los educandos para que ellos mismos decidan su libertad.
En el proceso de educar toman parte los profesores, los alumnos,
la familia, la institución educativa, la sociedad, etc. Cada una de estas esferas debe posibilitar un clima de respeto y tolerancia, de autonomía e independencia para la educación en libertad.El educador debe tener respeto a su ideología, a su persona, a su concepción política, a sus iniciativas y al ejercicio profesional.El educando debe cumplir dos condiciones: respeto al docente y autonomía propia. Debe ser tolerante con las opiniones del profesor, siempre que éste no quebrante conscientemente los derechos del alumno.La institución escolar debe estar libre de opresiones y manipulaciones, tanto de la política educativa de la nación, como de presiones sociales, de intolerancia del equipo docente, de intransigencias del alumnado o de los padres de familia.La sociedad en la que está inserta la institución escolar favorece o dificulta también la educación en libertad, ya que no es lo mismo un centro educativo en sociedades totalitarias que en sociedades democráticas. La sociedad proyecta en la escuela
su cosmovisión y según sea más o menos respetuosa con la dignidad de la persona humana, resultará fácil o incómodo educar en libertad.
La educación es correcta, si es una educación de "la libertad de" o de "la libertad para". Con la expresión "libertad de" se habla de la liberación de prejuicios, estereotipos, esquemas mentales de los adultos, que es preciso operar, como terapia, en la mente del educando y del educador. Un docente no liberado es incapaz de educar en libertad a sus alumnos. Sólo el profesor "libre de" puede producir un tipo de educación semejante a la que él ha recibido o se ha auto
impuesto
.
Al estar "libres de" el educando y el educador están preparados para auto realizarse como libres para juzgar a los demás entregarse sin prejuicios, dominar la naturaleza, ejercer el mando y otras
funciones
necesarias en la vida personal y social de los individuos.
El compromiso del maestro es doble: asistir y ayudar al alumno a que corra su
riesgo
y arriesgarse él mismo ante sí y ante el alumno. Este compromiso ha de ser liberador y no manipulador; el docente ha de buscar la independencia de juicio y acción, porque cuanto menos necesite el alumno su apoyo, a medida que progresa cronológica y escolarmente, tanto mayor ha sido el provecho obtenido en el proceso educativo.

miércoles, 9 de abril de 2008

Soledades de Ana


-Ana sólo cometió un error, ¿y quieres saber mi opinión?: fue el más inocente de todos. El error del amor a los quince años, cuando crees que la vida es eterna y nada va a pasarte jamás. Luego, todos los demás cometieron también un error. Todos y cada uno. Si tal, si cual. Una cadena fatal. La suma de ellos la mató...
-Te cuento cómo y por qué murió Ana, papá. Y por qué debo irme yo a seguir estudiando antes de regresar para retomar mi vida. Te cuento lo sola que estaba Ana. Sola a los quince años. La peor de las soledades. Daniel y Lidia, sus amigos, no pudieron hacer nada, porque eran como ella. A veces creo que ésta es la generación de la soledad. Cuanto más se tiene, menos se posee. Cuántos más medios, menos comunicación. Cuantos más móviles, vídeos, consolas, ordenadores, correos electrónicos, más cárceles del alma. Cuanto más lleno está todo, más vacíos nos encontramos. Cuanto más nos hablan, menos oímos. Y cuánto más creemos saber, más ignoramos, porque la mayoría está de vuelta de todo. ¿El precio? De vez en cuando muere una Ana. Sólo eso.

Este texto es un pequeño fragmento de la novela de Jordi Sierra i Fabra Soledades de Ana, y quiero dedicárselo a aquellas personas, adolescentes o no, que en algún momento de sus vidas se hayan sentido solas, hayan intentado seguir adelante y se mantengan en la memoria de aquellas personas que sí estaban ahí, aunque no en el momento oportuno.